En un mundo lleno de incertidumbres, donde cada día parece traer nuevos desafíos, temores y ansiedades, el Salmo 91 es un poderoso recordatorio de la protección y el amor infalibles de Dios. Este salmo suele llamarse el “salmo del soldado” por sus poderosas imágenes de refugio divino, fortaleza y defensa contra el peligro. Nos reafirma que, independientemente de lo que tengamos que afrontar, Dios es nuestra fuente última de seguridad. Recorramos este salmo y descubramos la profundidad de sus promesas y lo que significa habitar al abrigo del Altisimo.   Hace un mes, me puse enferma y supe que no era un resfriado corriente. Decidí hacerme la prueba del Covid y, efectivamente, dio positivo. Era la tercera vez que lo contraía, así que al principio no me preocupé demasiado. Pero la segunda noche, mientras me preparaba para acostarme, me invadió una abrumadora sensación de miedo. Sentía una pesadez en el pecho, fiebre y pensamientos inquietantes del tipo “qué pasaría si...” empezaron a llenar mi mente. En ese momento, oí que el Señor me decía que me levantara y orara.   A través de mi caminar con Él, he aprendido que cuando el Señor te dice que hagas algo, siempre es mejor obedecer. Así que, a pesar de mi dolor de cabeza y malestar, me levanté y busqué un lugar tranquilo para orar. Entonces, sentí que el Señor me guiaba orar el Salmo 91 sobre mí misma. Inmediatamente, comprendí que Él me estaba guiando a una batalla espiritual. No era una oración rutinaria; era un momento de confianza activa en Sus promesas, versículo a versículo, declarando Su protección y provisión sobre mi vida. En ese momento, la confianza se convirtió en mi ancla, recordándome que incluso en el miedo, la palabra de Dios es mi refugio.        El versículo 1 comienza con una invitación a morar en el refugio de Dios. Habitar» significa más que una visita temporal; significa hacer un hogar, vivir de cerca y permanecer en la presencia de Dios. Es más que una oración ocasional o actos de fe esporádicos. Morar en Dios significa cultivar una relación profunda y duradera con Él, en la que aprendemos a vivir en su presencia y a confiar plenamente en Él. La palabra clave es confianza. Según Merriam-Webster, “confianza” se define como una seguridad en el carácter, la capacidad, la fuerza o la verdad de alguien o algo. En otras palabras, confiar significa poner nuestra confianza en una fuente que es inquebrantable, fiable y firme, alguien o algo con lo que sabemos que podemos contar. La confianza no es sólo un sentimiento; es una elección de apoyarse en esa seguridad, especialmente cuando las circunstancias parecen inciertas. Cuando estaba acostada, me preguntaba: ¿Estaré bien? Dios me estaba mostrando que mientras yo oraba y creía, Él me estaba enviando protección divina contra amenazas visibles e invisibles.   El versículo 3 dice: “Ciertamente El te librará del lazo del cazador y de la peste destructora.” Este versículo nos muestra la promesa de Dios de protección frente a peligros ocultos y situaciones que ponen en peligro la vida. El “lazo del cazador” habla de trampas y engaños que quizá no veamos venir, y la “peste destructora” simboliza peligros físicos como enfermedades o desastres. En ese momento experimenté la liberación y sentí que mi fe crecía en mi interior. Donde el miedo quería abrirse paso, la fe había establecido su presencia, y la audacia llenaba mi espíritu. Con mis armas de guerra, ahora estaba decapitando principados y potestades con mi espada del Espíritu.   En conclusión, ¡el avance había llegado! Cuando me levanté de mi tiempo de oración, estaba transformado. El dolor de cabeza que me atormentaba había desaparecido, la opresión de mi pecho se había disipado y la voz del engañador había desaparecido. Esta experiencia me enseñó que, aunque a menudo esperamos que Dios actúe en nuestro favor, Él desea nuestra participación activa en el proceso. Debemos luchar contra nuestras dudas y creer en Su poder para provocar el cambio. Mediante la fe y la perseverancia, podemos experimentar una profunda transformación y la libertad que da confiar en Él. Si habitamos al abrigo del Altísimo, moraremos bajo la sombra del Omnipotente.

En un mundo lleno de incertidumbre y caos, a menudo buscamos estabilidad y seguridad. Ya sea en nuestra vida personal, en nuestras relaciones o en nuestra carrera profesional, todos compartimos el deseo de un refugio seguro. Proverbios 18:10 ofrece una profunda sabiduría a este respecto: "Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado." (RVR1960 ) Este versículo capta la idea central de buscar refugio y fortaleza en Dios. Profundicemos en su significado y en lo que implica para nuestras vidas. Torre Fuerte Las imágenes de una “torre fuerte” en este versículo revelan un sentido de protección y seguridad. En la antigüedad, las torres se construían para proporcionar seguridad durante los ataques, sirviendo como refugio para los que estaban dentro. Del mismo modo, el nombre del Señor representa un lugar seguro para quienes confían en Él. En nuestras vidas, a menudo nos encontramos con tormentas, ya sea que se trate de confusión emocional, dificultades financieras, problemas de salud o conflictos en las relaciones. En esos momentos, acudir a Dios puede proporcionarnos el refugio que necesitamos desesperadamente. El nombre del Señor simboliza su carácter, su poder y su fidelidad. Cuando le invocamos, aprovechamos su fuerza y protección. Correr Hacia La Seguridad El versículo continúa con la idea de que “los justos corren hacia ella.” Esto sugiere una elección activa por nuestra parte. En tiempos difíciles, se nos anima a buscar a Dios con fervor. No basta con reconocer Su existencia; debemos buscar una relación con Él. Acudir a Dios significa hacer de Él nuestro primer recurso, y no el último. Implica recurrir a la oración, sumergirse en las Escrituras y buscar la comunidad con otros creyentes. Este enfoque proactivo es vital para alimentar un profundo sentido de seguridad y paz, incluso cuando nos enfrentamos a los desafíos de la vida. Los Justos El término “los justos” es significativo. No implica perfección, sino que se refiere a aquellos que se esfuerzan por vivir de acuerdo con los caminos de Dios. La rectitud consiste en buscar seguir Su guía y reflejar Su carácter en nuestras acciones. Cuando nos alineamos con los valores de Dios, nos posicionamos para recibir Su protección y favor. Es importante recordar que la seguridad de Dios está disponible para todos los que acuden a Él, independientemente de su pasado. Independientemente de dónde te encuentres hoy, puedes acudir a Él en busca de refugio y experimentar Su gracia.   Un Lugar Seguro La promesa de que “están a salvo” es una garantía poderosa. En este contexto, seguridad no significa necesariamente ausencia de problemas, sino la presencia de Dios durante ellos. Cuando buscamos refugio en Él, experimentamos una paz que va más allá de nuestras circunstancias. Esta seguridad puede manifestarse de diversas maneras: estabilidad emocional, claridad mental, fuerza renovada y la certeza de que no estamos solos en nuestras luchas. La presencia de Dios ofrece consuelo y guía, ayudándonos a navegar por los desafíos de la vida con confianza. Proverbios 18:10, nos llama a reconocer el nombre del Señor como nuestra Torre Fuerte, animándonos a acudir a Él en busca de refugio y seguridad. En un mundo que a menudo parece caótico, Dios nos proporciona una fuente fiable de seguridad y paz. Mientras navegas por las incertidumbres de la vida, recuerda que tienes acceso a una fortaleza protectora. Da prioridad a acudir a Dios tanto en los momentos buenos como en los difíciles, cultivando una relación que te permita acercarte a Él con confianza. Cuando ponemos nuestra confianza en Su nombre, descubrimos la verdadera seguridad y fortaleza, independientemente de las tormentas que podamos encontrar.

¿Cuántas veces tememos la llegada de la noche y cuántas veces encontramos paz en ella? A menudo nuestra mente se llena de preocupaciones, y nuestro corazón se siente agobiado por los pensamientos sobre las tareas de mañana. Conozco bien esta lucha, buscando claridad y paz mientras me siento inquieto. Sin embargo, oímos la voz de nuestro Salvador, que trae paz a nuestros corazones atribulados y levanta nuestro ánimo. ¿Le oyes decir: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar»? (Mateo 11:28) La palabra «descanso» en las definiciones Strongs se refiere a guardar silencio, encarnar la calma y la espera paciente. Imagina al Salvador invitándote a dejar atrás el caos y a encontrar refugio y paz en su amorosa presencia. En el momento tranquilo de reflexión, podemos oír la voz suave y amorosa de Jesús. Él trae consuelo a los cansados y alivio a los agobiados, y nos invita a encontrar descanso en Su presencia y fortaleza en medio de nuestras luchas. Sus palabras llenan nuestros corazones de esperanza y paz, y nos recuerdan que Él ha vencido. Una promesa vívida y viva: «Venid a Mí, y Yo os haré descansar». El descanso que Jesús ofrece trasciende una mera pausa en nuestro trabajo; es una paz profunda y transformadora que rejuvenece nuestro espíritu. Es una tranquilidad sagrada que llena el alma, dirigiendo nuestra confianza en Aquel cuya fuerza se perfecciona en nuestra debilidad. Jesús no nos invita a un refugio temporal, sino a un santuario duradero donde los miedos se desvanecen y las cargas se alivian. No podemos dejarnos engañar por las ilusiones de descanso que nos ofrecen las cosas temporales de este mundo. ¿Cuántos de nosotros hemos ido de vacaciones para descansar, pero hemos vuelto más cansados porque no hemos podido descansar? El verdadero descanso no viene de la ausencia de agitación o problemas, ni de simplemente estar en un lugar tranquilo. El verdadero descanso se encuentra en la esencia misma de Cristo. Es una paz duradera que resuena a través de la tormenta, ordenándole: "Paz, estate quieto". ¡Aleluya! ¿Cuántos desean esta paz y la buscan en las ilusiones temporales de este mundo? Te invito a que pongas tus cargas a los pies de Aquel que puede tomar tu pesado corazón y darte una paz que «Sobrepasará todo entendimiento» (Filipenses 4:7). No encontremos nuestro descanso en las seguridades temporales del mundo que nos rodea, que pueden cambiar en un instante, sino en las verdades eternas de Su Palabra. Descansar en Cristo no es una entrega pasiva, sino una expresión activa de fe, en la que cada día confiamos nuestros miedos más profundos y nuestras cargas más pesadas a Aquel cuyos brazos están siempre abiertos para nosotros. Cuando atendemos a la llamada al descanso, podemos descubrir en Cristo un descanso tan profundo que se convierte en una melodía de nuestras vidas y en una dulce seguridad que nutre nuestro espíritu en cada hora de vigilia y en cada momento de descanso. Fuentes Versículo clave: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar -Mateo 11:28 Biblegateway.com Online LÉXICO GRIEGO DE THAYER

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