Encontrando Refugio en la Protección de Dios
- ICER Ministries
- 4 nov 2024
- 3 Min. de lectura
En un mundo lleno de incertidumbres, donde cada día parece traer nuevos desafíos, temores y ansiedades, el Salmo 91 es un poderoso recordatorio de la protección y el amor infalibles de Dios. Este salmo suele llamarse el “salmo del soldado” por sus poderosas imágenes de refugio divino, fortaleza y defensa contra el peligro. Nos reafirma que, independientemente de lo que tengamos que afrontar, Dios es nuestra fuente última de seguridad. Recorramos este salmo y descubramos la profundidad de sus promesas y lo que significa habitar al abrigo del Altisimo.
Hace un mes, me puse enferma y supe que no era un resfriado corriente. Decidí hacerme la prueba del Covid y, efectivamente, dio positivo. Era la tercera vez que lo contraía, así que al principio no me preocupé demasiado. Pero la segunda noche, mientras me preparaba para acostarme, me invadió una abrumadora sensación de miedo. Sentía una pesadez en el pecho, fiebre y pensamientos inquietantes del tipo “qué pasaría si...” empezaron a llenar mi mente. En ese momento, oí que el Señor me decía que me levantara y orara.
A través de mi caminar con Él, he aprendido que cuando el Señor te dice que hagas algo, siempre es mejor obedecer. Así que, a pesar de mi dolor de cabeza y malestar, me levanté y busqué un lugar tranquilo para orar. Entonces, sentí que el Señor me guiaba orar el Salmo 91 sobre mí misma. Inmediatamente, comprendí que Él me estaba guiando a una batalla espiritual. No era una oración rutinaria; era un momento de confianza activa en Sus promesas, versículo a versículo, declarando Su protección y provisión sobre mi vida. En ese momento, la confianza se convirtió en mi ancla, recordándome que incluso en el miedo, la palabra de Dios es mi refugio.
El versículo 1 comienza con una invitación a morar en el refugio de Dios. Habitar» significa más que una visita temporal; significa hacer un hogar, vivir de cerca y permanecer en la presencia de Dios. Es más que una oración ocasional o actos de fe esporádicos. Morar en Dios significa cultivar una relación profunda y duradera con Él, en la que aprendemos a vivir en su presencia y a confiar plenamente en Él. La palabra clave es confianza. Según Merriam-Webster, “confianza” se define como una seguridad en el carácter, la capacidad, la fuerza o la verdad de alguien o algo. En otras palabras, confiar significa poner nuestra confianza en una fuente que es inquebrantable, fiable y firme, alguien o algo con lo que sabemos que podemos contar. La confianza no es sólo un sentimiento; es una elección de apoyarse en esa seguridad, especialmente cuando las circunstancias parecen inciertas. Cuando estaba acostada, me preguntaba: ¿Estaré bien? Dios me estaba mostrando que mientras yo oraba y creía, Él me estaba enviando protección divina contra amenazas visibles e invisibles.
El versículo 3 dice: “Ciertamente El te librará del lazo del cazador y de la peste destructora.” Este versículo nos muestra la promesa de Dios de protección frente a peligros ocultos y situaciones que ponen en peligro la vida. El “lazo del cazador” habla de trampas y engaños que quizá no veamos venir, y la “peste destructora” simboliza peligros físicos como enfermedades o desastres. En ese momento experimenté la liberación y sentí que mi fe crecía en mi interior. Donde el miedo quería abrirse paso, la fe había establecido su presencia, y la audacia llenaba mi espíritu. Con mis armas de guerra, ahora estaba decapitando principados y potestades con mi espada del Espíritu.
En conclusión, ¡el avance había llegado! Cuando me levanté de mi tiempo de oración, estaba transformado. El dolor de cabeza que me atormentaba había desaparecido, la opresión de mi pecho se había disipado y la voz del engañador había desaparecido. Esta experiencia me enseñó que, aunque a menudo esperamos que Dios actúe en nuestro favor, Él desea nuestra participación activa en el proceso. Debemos luchar contra nuestras dudas y creer en Su poder para provocar el cambio. Mediante la fe y la perseverancia, podemos experimentar una profunda transformación y la libertad que da confiar en Él. Si habitamos al abrigo del Altísimo, moraremos bajo la sombra del Omnipotente.

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