“Hijos míos amados, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. En respuesta a la Gran Comisión, nuestra iglesia se esfuerza por dejar un impacto duradero en nuestra comunidad formando creyentes con una sólida convicción bíblica. Nos esforzamos por cultivar en nuestros miembros la verdad que se encuentra en esas poderosas palabras. En el corazón de nuestra misión reside un profundo compromiso con demostrar el amor y la compasión que nacen de un vínculo edificante con Cristo. Reconocemos que la vida que nace de una relación con Cristo nos llama a ser siervos y antorchas para quienes nos rodean.