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FORTALECIENDO LA UNIDAD EN LA IGLESIA: PREVINIENDO LA DIVISIÓN

La unidad en la iglesia no es sólo una preferencia; es un mandato de Dios. Jesús mismo oró por nuestra unidad en Juan 17:21, diciendo: “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”. Sin embargo, el enemigo prospera con la división, buscando infiltrarse a través de creyentes débiles o desprevenidos, trayendo discordia y desunión.


La estrategia del enemigo. Satanás sabe que una iglesia unida es una fuerza poderosa contra su reino. Su objetivo es desmembrar el cuerpo de Cristo, porque una iglesia dividida se debilita y es ineficaz. Sabe que cuando los creyentes se vuelven unos contra otros, pierden el foco de su verdadera misión: difundir el Evangelio y glorificar a Dios. Mediante mentiras, engaños y manipulación, siembra semillas de discordia, fomentando el orgullo, los malentendidos y las agendas personales en lugar de la unidad divina.


El diablo suele utilizar tácticas sutiles para dividir el cuerpo de Cristo. A continuación se indican algunas señales de advertencia:


·  Mala comunicación y suposiciones: malentendidos que conducen a conflictos innecesarios. Ejemplo: un miembro supone que fue excluido intencionalmente de un evento, lo que genera resentimiento en lugar de buscar una aclaración.


·  Orgullo y ego: permitir que los deseos personales prevalezcan sobre la armonía colectiva. Ejemplo: un líder se niega a aceptar la corrección, lo que crea tensión dentro del equipo del ministerio.


·  Aislamiento y exclusión: mantener a ciertos miembros a distancia en lugar de fomentar la inclusión. Ejemplo: los recién llegados se sienten ignorados y tienen dificultades para integrarse en las actividades de la iglesia.


·   Descuido del discernimiento espiritual: reaccionar emocionalmente en lugar de buscar la guía de Dios. Ejemplo: tomar decisiones basadas en sentimientos personales en lugar de principios bíblicos, lo que conduce a la discordia.


· Apatía espiritual: falta de compromiso con la oración, la comunión y el crecimiento, lo que debilita la unidad de la iglesia. Ejemplo: los miembros se desvinculan del servicio, dejando la carga en unos pocos, lo que causa frustración y agotamiento.


¿Permitiría usted la división en su hogar? Imagínese si alguien entrara en su casa y enfrentara intencionalmente a los miembros de su familia. ¿Se quedaría de brazos cruzados y lo permitiría? ¡Absolutamente no! La iglesia es la casa de Dios y debemos defender su unidad con la misma pasión con la que protegeríamos nuestros propios hogares y relaciones.


Luchar en el Espíritu La batalla contra la división no se gana con argumentos humanos, sino con una guerra espiritual. Así es como podemos contraatacar:


·    Oremos por la unidad: Pidamos a Dios que nos una en amor y paz (Efesios 4:3).


·    Habla vida: usa tus palabras para elevar, animar y sanar (Proverbios 18:21).


· Caminar en perdón: negarse a guardar rencor y buscar siempre la reconciliación (Colosenses 3:13).


· Someterse a la Palabra de Dios: Asegúrese de que las opiniones personales nunca superen la verdad bíblica (2 Timoteo 3:16-17).


· Exponer al enemigo: Denunciar el comportamiento divisivo con amor y redirigir a otros hacia la unidad (Tito 3:10).


¡Participe con nosotros!


¿De qué manera ha visto que la división intenta infiltrarse en la iglesia? ¿Cómo podemos permanecer firmes juntos para asegurarnos de que el enemigo no encuentre su lugar? Comparta sus ideas a continuación: ¡fortalezcamos juntos el cuerpo de Cristo!




 
 
 

1 Comment

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Guest
Feb 25
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Gracias por el hermoso mensaje

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