Español- Jesús: Nuestro Mayor Regalo
- ICER Ministries
- Dec 16, 2024
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La Navidad está a la vuelta de la esquina, y la prisa por encontrar el regalo perfecto está en pleno movimiento. La gente está ocupada comprando, marcando sus listas de regalos y estresándose por encontrar los regalos perfectos. Algunos empezaron a comprar regalos a principios de año, mientras que otros lo hacen en el último momento. Entre nuestros seres queridos, hay quienes aprecian el pensamiento que hay detrás de un regalo, otros que secretamente esperan algo práctico o deseable, y algunos que esperan extravagantes tesoros de marca. ¿Cuántas veces estiramos el presupuesto -incluso nos endeudamos- para satisfacer estas expectativas, y luego miramos atrás y deseamos haber sido más frugales? Al fin y al cabo, los regalos de Navidad están pensados para celebrar la Navidad, no para marcar hitos como cumpleaños o graduaciones.
Durante todo el afán navideño, hagamos una pausa para reflexionar sobre el mayor regalo que jamás hayamos recibido: Jesús.
Isaías 9:6 declara: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado”. No se puede exagerar la emoción de este versículo. Se me ha dado a mí, ¡a todos nosotros! Nuestro regalo especial. Este versículo nos recuerda el extraordinario regalo que Dios hizo a la humanidad. El Padre envió a Su Hijo, Jesús, para que pudiéramos vivir vidas de libertad, alegría y propósito. Este regalo supera con creces cualquier cosa que pueda envolverse y colocarse bajo un árbol. A diferencia de los regalos de temporada, Jesús es el regalo que dura para siempre.
Piensa en esto: Jesús nos fue dado gratuitamente ¿Respondemos con sincera gratitud, como quienes aprecian un gesto considerado? ¿O somos como los que esperan más, luchando por comprender plenamente la profundidad de lo que se nos ha ofrecido? Al intercambiar regalos esta Navidad, recordemos el significado del mayor regalo que jamás se haya hecho. Jesús -nuestro Salvador, nuestra esperanza, nuestra alegría- no está sujeto a ocasiones o gastos. Es un regalo que nos completa y nos da la victoria.
Esta Navidad cambiemos de enfoque. En lugar de dejarnos llevar por el materialismo, celebremos el verdadero significado de estas fiestas: el nacimiento de Jesucristo. Él es el motivo de nuestra alegría y la fuente suprema de paz y amor. Que nuestros corazones rebosen de gratitud por el regalo que no puede medirse en términos terrenales. Jesús es realmente nuestro mayor regalo.
Al celebrar la Navidad, no perdamos de vista lo que de verdad importa. Las decoraciones, las comidas y los regalos son maravillosos, pero no se comparan con el significado eterno del nacimiento de Cristo. Jesús es la encarnación del amor de Dios, un don que se nos dio no porque lo mereciéramos, sino porque lo necesitábamos. Su vida, muerte y resurrección ofrecen una esperanza que ningún regalo terrenal podría ofrecer.
Así pues, abracemos estas fiestas con el corazón lleno de gratitud, no sólo por los regalos que damos o recibimos, sino por el Salvador que vino a redimirnos. Honrémosle compartiendo Su amor con los demás, ofreciendo bondad y centrándonos en la alegría duradera que sólo Él puede dar. En Jesús encontramos un don que transforma vidas, llena corazones y trae una paz que sobrepasa todo entendimiento. Verdaderamente, Él es la razón de la Navidad.

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